Subte línea D, Aavenida de Mayo. Me obligo a patear hasta la esquina Perú a buscar el edificio.
Perú 84. Una puerta grande antigua por ahí no tanto como el edificio. El poder ver hacia adentro me invitaba a entrar aunque era la curiosidad la que impulsaba. Entro y pregunto al guardia por la oficina proyectista. Me pide el documento, ya me habían avisado de esta restricción, para quedar registrada.
Quedar en el registro de algún lugar. Pienso de repente en muchas cosas. El nombre asentado de tantos que pasaron. Me saca una foto y el “ingreso” ya fué efectuado.
Sexto piso, oficina 82 – dice él de seguridad.
Subo. En el ascensor me sentí en otra época. Es la primera vez que voy a entrar, con música puesta en los auriculares pienso en qué decir al llegar, pero por momentos la música hace perderme, en esa pérdida me doy cuenta que ya llegué al sexto piso.
Oficina 82. Toco la puerta. Me recibe Pablo.
Al principio no se bien que podemos llegar a tener en común en una charla, hablar del clima no me parece un buen arranque, opto por el silencio y el mirar una pequeña biblioteca que se encuentra en la esquina derecha de la oficina. La sala B. Llena de libros y archivos. Agarro uno por azar: “Ciencia espiritual y ciencias ficticias”. Me siento en el piso. Mientras lo abría un señor que se encontraba allí me dice que él es el autor: José María Caracuel.
Ya había algo en común, el simple acto de tomar un libro y generar una relación casual dada por el espacio chico y comprimido.
Pablo comentó sobre una sala C. ¿Dónde se encontrará? Nos dice que es la calle y que se ubica en la entrada al edificio.
Una galería de proyectos artísticos dentro de un edificio de oficinas. Una sala C ubicada en las calles de la ciudad. Una sala B que es una pequeña biblioteca de 5 estantes.
Me fui por el mismo recorrido y nuevamente me perdí, pero esta vez pensando en qué nos propone la oficina. Reconstruir los espacios desde otra mirada.
Mariela García, Stella Maris Quevedo