Duraremos más que el tiempo
Esta edición surge con la finalidad de dar a conocer trabajos realizados por estudiantes secundarios de escuelas públicas de Monte Chingolo, Valentín Alsina, Villa Caraza y Villa Jardín, provincia de Buenos Aires, a partir de consignas propuestas por el artista, profesor y amigo Lanfranco Ezpeleta.
Las mismas consistieron por un lado, en que cada alumno realizara un mural personal en el que volcara experiencias, miedos, referentes, sueños -a partir de la visualización del paisaje barrial- conformado por grafitis relacionados con el fútbol, recordatorios de personas que ya no están, símbolos musicales, retratos de santos populares; pasacalles y murales.
Por el otro, en que cada alumno dibujara el contorno de su mano y expresara emociones -a partir de la visualización de tatuajes hindúes y de los tatuajes que algunos llevan en sus cuerpos- pensar de algún modo, el papel como una extensión de la piel en relación a los significados de los rituales y celebraciones de los cuales ellos participan.
Uno podría pensar cuál es el sentido de dar a conocer trabajos prácticos, y encuentro la respuesta, en lo que llamaría la necesidad de que la edición sea una práctica etnográfica de lo viviente, además de una práctica consagratoria de lo sucedido.
La edición en tanto divulgadora de conversaciones entre docentes y estudiantes, que marcan de manera invisible el tiempo del cuerpo.
La edición en cuanto registro de un proceso, la sorpresa de entrar a un aula, más que de sus resultados.
La edición no como excepción sino como regla de días comunes y sacar provecho de la riqueza con quienes los compartimos.
Una antropología poética, además de una compilación de textos aficionados.
Una práctica que liga y reúne, más que otra que selecciona.
Un quehacer en función de lo que ofrenda, más que una práctica que ofrece un producto en el mercado.
La edición como una práctica practicante, más que una práctica practicada.
Por último, me entusiasmó posibilitar la expresión de jóvenes, dar a conocer sus dibujos, sus palabras y no sólo llegar a través de las palabras que se escriben sobre y para ellos desde los grandes medios de comunicación o el mercado.
Esta edición es una forma de materializar preguntas, cómo se piensan los jóvenes, qué piensan de la sociedad en la que viven, cuáles son sus sueños, en el intento de, sin desconocer la imperiosa necesidad de que la política sea universal, en cuanto a la salud, el trabajo de sus padres, la vivienda, la educación, sus pasatiempos, sean las singularidades las que nutran los espacios que son pensados para ellos y de los cuales forman parte.
Como Lan un docente que en la currícula encuentra un tiempo de experimentación del arte, del lenguaje y la iconografía adolescente, más que un deber, un espacio en que los jóvenes levantan la mano para ser escuchados.
Tamara Domenech
Entrevista